LOS SALONES FONOGRÁFICOS
El fonógrafo hizo su entrada en Euskal Herria a finales del siglo XIX y, al igual que en otros lugares donde se presentaba, suscitó una gran curiosidad, al igual que otros espectáculos novedosos de la época. Para algunos, era considerado una exhibición científica, mientras que para otros era más una especie de atracción de feria. En cualquier caso, el invento generaba tal admiración que los salones de audiciones que se establecieron en algunas ciudades resultaron ser un gran éxito. No obstante, en poco tiempo, el fonógrafo fue eclipsado por la llegada del cinematógrafo.
El dispositivo llegó a San Sebastián en el verano de 1893 (1) de la mano de Enrique A. Hugens, y un año después, Francisco Pertierra lo introdujo en Bilbao, ambos procedentes de Madrid. Hugens, recién llegado con el invento desde Estados Unidos, instaló el «Salón Edison» (2) en la calle Miramar e invitó a los artistas locales a impresionar con sus voces cilindros, que incluían aires de ópera y “cantos vascongados”.
El Sr. Hugens fue uno de los comerciantes de fonogramas más destacados del estado. En 1896, Pedro Armando Huguens estableció su laboratorio en la capital, concretamente en la Calle del Barquillo nº 3. Dos años después, en el mismo lugar y bajo el nombre de Sociedad Fonográfica Española. Sres. Hugens y Acosta (3), inauguró su establecimiento, donde se realizaron impresiones que incluso se exportaban al extranjero. En su catálogo de 1900 se incluyeron las impresiones realizadas por Ignacio Tabuyo (4) para la casa. Además de arias de ópera, Tabuyo impresionó numerosos zortzicos. En este catálogo se encuentran piezas como Charmangarria, Nere Andrea, Nere Amac balequi, Egun batian loyolan, Ume eder bat, Adios de Iparraguirre y Guernikako Arbola.
El otro personaje clave en la introducción del fonógrafo en Euskal Herria, Francisco Pertierra (5), fue un comerciante que instaló su aparato, importado de Chicago, en la Calle de la Montera n.º 10 de Madrid. Durante el verano cerraba su establecimiento en la capital y se trasladaba a provincias para ofrecer sus audiciones. Algunas de las piezas destacadas en su repertorio, tal como lo señalaba la prensa de la época, incluían grabaciones de la soprano polaca Regina Pinkert (6) y el barítono Massimo Scaramella, así como fragmentos de zarzuelas españolas, interpretadas en algunos casos por Loreto Prado o la Banda de Ingenieros (7). Además, se incluían las jotas cantadas por el zaragozano Royo del Rabal (8) y los cuplés de Frégoli (9). Por lo tanto, es razonable suponer que estas mismas grabaciones fueran exhibidas en Bilbao.
Por otro lado, los comerciantes de la villa no tardaron en adaptarse a los nuevos tiempos. Enrique García (10), un comerciante bilbaíno especializado en la venta de pianos, tomó la iniciativa en 1897 de establecer una sala de audiciones fonográficas que ofrecía aparatos con auriculares de goma en la calle de Berástegui. Poco tiempo después, abrió un comercio de fonógrafos en la calle Ledesma. En las inmediaciones, en la Gran Vía bilbaína, en los números 8-10 y 12, en su establecimiento denominado Centro Fonográfico Universal, perteneciente al Almacén de pianos Enrique García, se llevaron a cabo grabaciones de cilindros de música vasca en euskera interpretados por el Sr. Arriaga. Algunos de esos título incluyen Beti maite, Euskalduna, Goizeko izarra y Ume eder bat.
En esa misma época, también en Bilbao, el tenor Florencio Constantino impresionó varios cilindros en compañía del pianista Serrant en su propia residencia en las Arenas, a solicitud de algunas influyentes familias bilbaínas. Este tenor, considerado uno de los más destacados cantantes de su tiempo, realizó un significativo número de grabaciones para la compañía Pathé, interpretando arias de óperas ampliamente reconocidas como Aida, La Bohême, y Rigoletto, entre otras. Además, en 1903, registró tres zortzikos: «No te olvido» de Villar Jiménez, «Adios de Iparraguirre,» y «La del pañuelo rojo» de Aguirre-Tabuyo, los cuales fueron transferidos a discos en 1905 mediante el uso del pantógrafo (11).
Enrique García no fue el único comerciante en Bilbao que se dedicó al comercio de cilindros de cera. Cerca de su negocio, en la calle Hurtado de Amézaga, el establecimiento de la Viuda de Ablanedo e Hijo (12), también se dedicó a la grabación de cilindros de música vasca. Esta empresa ofrecía cilindros con grabaciones de zortzicos y canciones vascas interpretados por el tenor bilbaíno Domingo Maguregui, como Agur nere bihotzeko, Ai hori begi, Hiru damatxo, Ezazu nitaz kupira… así como Kuku, interpretado por Bordes. El barítono eibarrés Eulogio Villabella, padre del conocido tenor Miguel Villabella, impresionó para esta casa la popular canción Boga boga, y el tenor bilbaíno Gervasio Ercilla la pieza Nere etorrera. Además, este laboratorio fonográfico publicó grabaciones del barítono bilbaíno Inocencio Navarro (13) (1888-1918), aunque en su mayoría se trataba de fragmentos de zarzuela.
Son escasas las colecciones de cilindros que se conservan en el estado. En Euskal Herria sólo se ha conservado la colección de cilindros de cera de la familia Ybarra de Bilbao. No es sorprendente, ya que el fonógrafo era un lujo al alcance solo de las clases más acomodadas. En esos años, pocas familias podían costear los 20, 25 e incluso 50 pesetas que llegaba a valer un cilindro grabado.
A pesar de que el mercado pronto quedó dominado por el disco de Berliner, Edison continuó fabricando cilindros hasta 1929 (14).
(1) En El Liberal, 3/10/1899 se menciona 1891 como la fecha de presentación del fonógrafo en San Sebastián, aunque puede tratarse de un error puesto que la prensa local no da noticia del invento hasta 1893, año en que se celebra la Exposición Universal de Chicago de donde el Sr. Hugens trae el invento.
(2) Unión Vascongada, 1983/08/09
(3) El Liberal, 3/10/1899
(4) Ignacio Tabuyo (1863-1947), barítono n. en Errenteria. En: Dentici, Nino. Diccionario biográfico de Cantantes vascos de ópera y zarzuela. Bilbao: Bizkaiko Foru Aldundia, 2002. p. 256
(5) La Union Catolica.1893/06/18
(6) El Nervión, 1984/07/23
(7) El Día (Madrid. 1881). 18/3/1895
(8) La Iberia (Madrid. 1854). 13/1/1895
(9) El Correo Militar,1895/04/29
(10) Calle Iturrino, Esteban. El primer fonógrafo de Edison en nuestra villa. En Vida Vasca nº 50 (1973), p. 159-161
(11) Goyen Aguado, Julio. Florencio Constantino (1868-1919). Bilbao : Ayuntamiento, 1993. p. 299
(12) Ansola, Txomin. «El fonógrafo en Bilbao (1894-1900). Una aproximación». En: Bidebarrieta III (1998), p. 275
(13) Este barítono impresionó para la Vda. de Aramburo de Madrid la que probablemente sea la grabación más antigua del Gernikako arbola. En: Ranera Sánchez, Dunia ; Crespo Arcá, Luis. «Los cilindros sonoros de la Biblioteca Nacional de España». Boletín de la AEDOM, 2010, p. 58.
(14) Gómez Montejano, Mariano. El fonógrafo en España. Madrid: el autor, 2005. p. 124