El contrato con la Decca y la época de Enrique
La fábrica continuó expandiéndose, y en abril de 1942, se presentó una solicitud para la construcción de un piso adicional en las instalaciones con el propósito de instalar una sala de impresión. Este proyecto fue diseñado por el arquitecto Muñoz Baroja, aunque no se otorgó la licencia correspondiente hasta marzo de 1944.
El contrato con la Decca se formalizó el 18 de mayo de 1943, y participaron Edward Roberts Lewis, director de “The Decca Record Company Ltd.” y Don Juan Inurrieta y Ordozgoiti. Sin embargo, es muy probable que el principal impulsor de este acuerdo fuera Enrique Inurrieta, quien durante bastante tiempo se encargó personalmente de llevar las matrices desde Londres para su fabricación en San Sebastián.
A pesar de su aguda intuición comercial, Juan Inurrieta carecía de conocimientos musicales y, aún más, técnicos. Pronto se dio cuenta de que la dirección de la empresa requeriría en el futuro a alguien con una sólida formación, y es por eso que orientó a su único hijo varón, Enrique, hacia estudios de ingeniería con el propósito de prepararlo para liderar el negocio en su sucesión.
Enrique completó sus estudios en los Marianistas y posteriormente en la Universidad de Deusto. Después de finalizar su formación como ingeniero, continuó con su educación en una fábrica de radios en Suiza y luego se trasladó a Inglaterra, donde realizó prácticas en la Decca de Londres. Hacia el año 1945, después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Enrique Inurrieta regresó a San Sebastián y se incorporó a la empresa, donde trabajó junto a su padre hasta el 9 de junio de 1958, fecha de la muerte de su padre. Enrique se centró especialmente en la parte técnica y comenzó a realizar grabaciones.
El 17 de enero de 1947, Juan Inurrieta solicitó al ayuntamiento un permiso para la construcción de un nuevo edificio, justo enfrente de la fábrica, en un terreno adquirido a través de subasta pública al Ayuntamiento. Inicialmente, el proyecto constaba de un sótano, planta baja, primer piso y parte de un segundo. El bajo se destinaba a almacén y talleres de preparación y embalaje del material, en una parte del primer piso se instalaron las oficinas de la sociedad, y la otra mitad con altura de dos plantas se dedicó a la sala de impresión, con suficiente espacio para acomodar orquestas y coros. En 1953, se agregaron una tercera planta para almacenamiento y depósito de material, y dos plantas adicionales para viviendas donde residiría la familia.
Juan murió de forma repentina en el camino a Plasencia (1). Estaba separado de su esposa desde 1940 y vivía con su compañera sentimental, María Cruz Goñi, a quien había conocido como empleada en la fábrica. Poco antes de su muerte, Juan había manifestado a su hijo Enrique su intención de cambiar su testamento para dejarle la empresa, pero al fallecer inesperadamente, su esposa legítima se quedó con la compañía. Juana Darrosez, su viuda, nombró a Tomás Toral, esposo de la hija mayor Aurora, albacea, y le cedió la mayoría de las acciones de la empresa. Este hecho causó una profunda herida en Enrique, ya que había sido él quien, junto a su padre, había convertido a Columbia en una de las compañías discográficas más prestigiosas del estado.
Cuando Enrique comenzó a grabar en Columbia, las grabaciones se llevaban a cabo tanto en San Sebastián como en Madrid. San Sebastián tenía un estudio en el mismo edificio de la fábrica, pero se enfocaba en el folklore, música popular y grabaciones de grupos pequeños. Las producciones que requerían más recursos se realizaban en la Calle del Barco y luego en la Calle Libertad. En la Calle del Barco, se grabaron algunas de las zarzuelas dirigidas por Pablo Sorozábal en los años cuarenta, aunque no era adecuada para grandes orquestas. También se registró una gran parte del flamenco publicado por la casa, como el de Juanito Valderrama y Marifé de Triana, entre otros.
A partir de 1951, tras un acuerdo entre Enrique y Ataúlfo Argenta, se comenzaron a grabar numerosas zarzuelas en el Monumental, destacando por su alta calidad. Enrique eligió esta sala del Monumental después de examinar múltiples cines y teatros en Madrid, y también después de algunas grabaciones esporádicas en el Teatro Alcalá, que tenía una buena acústica. Según Enrique, el Monumental ofrecía «la acústica perfecta» para las grabaciones, aunque el montaje requería trabajo, ya que todas las butacas debían retirarse y luego volver a colocarse al finalizar la grabación para las funciones vespertinas. Por esta razón, las grabaciones solían llevarse a cabo por la mañana, a excepción de la grabación de la zarzuela «Gigantes y Cabezudos» en la década de los cincuenta con el Orfeón Donostiarra. Esta grabación se realizó con gran rapidez debido a los problemas de agenda de su director, Ataúlfo Argenta, y se prolongó hasta las cuatro de la mañana.
Toda la planificación de estas grabaciones la supervisaba personalmente Enrique, aunque también contaba con otros técnicos como Gerardo Ollero en San Sebastián, Olivé en Barcelona y Manuel Pascual en Madrid. Otros directores que trabajaron en esta sala fueron Daniel Montorio, Benito Lauret y García Navarro. Para la música más popular, se contó con Nicasio Tejada e Indalecio Cisneros.
Aquellos que conocieron a Enrique Inurrieta destacan su extraordinario oído para detectar cualquier error en la interpretación. Las palabras de su viuda, la soprano Ana Mª Iriarte, lo confirman: “Yo no podía ir con él a los conciertos, me ponía nerviosa. Decía: aquel violonchelo está bajo, no se oye bastante el fagot… fíjate en esa frase que hacen los violines… no, no, no, pero es que no está en equilibrio, no se oyen los violines segundos… Me ponía negra”.
Además, Enrique también tenía la responsabilidad de seleccionar la música que se grababa con el sello, y no siempre se atenía a los estándares de calidad. Su habilidad para elegir lo que posteriormente se convertiría en un éxito posiblemente la heredó de su padre. No es una casualidad que Columbia lanzara los primeros discos de artistas como Julio Iglesias, Sara Montiel y Los Bravos, y que, en contra de todas las expectativas, alcanzara récords de ventas con discos como «La Vaca Lechera». Coincidiendo con el éxito de Julio Iglesias, establecieron una fábrica en Miami en colaboración con socios cubanos, pero el negocio no tuvo éxito. Poco después, Julio Iglesias rompió su contrato con Columbia y se unió a CBS.
Columbia tuvo varios sellos a lo largo de su historia. Desde la década de los cuarenta, y utilizando surcos anchos, publicó numerosas grabaciones bajo el sello Decca. En los años cincuenta, también en discos de 78 rpm, lanzó su propio sello, Alhambra. Durante ese mismo período, pero ya con discos microsurco, publicó música de otros sellos como Barclay de Francia, Durium de Italia y London del Reino Unido. En 1964, comenzó a publicar discos de 45 rpm bajo el sello Iberia, una marca que Juan ya había registrado en abril de 1936 con el número 108.118 para «distinguir discos de fonógrafo» y con el número 25.121 para discos y otros productos en Venezuela en 1951.
El 20 de mayo de 1957, poco antes del fallecimiento de Juan Inurrieta, la Fábrica de Discos Columbia trasladó su sede social a Madrid y se inscribió en el registro mercantil de la capital el 12 de noviembre de ese mismo año. No obstante, la fábrica de San Sebastián continuó operando hasta la década de los setenta. En marzo de 1963, el secretario del consejo de administración, A. Ibarra, anunció que la sociedad anónima Fábrica de Discos Columbia S.A., con domicilio en la calle del Barco n.º 26 de Madrid, trasladaría su sede social a la Calle de la Libertad n.º 24, según decisión de la junta de accionistas.
Tras el cierre de la fábrica de San Sebastián y la reubicación definitiva de Columbia en Madrid, Enrique llegó a un acuerdo con Philips para la fabricación de discos a partir de los másteres que él proporcionaba. Estos discos se publicaron bajo la marca Fonogram.
Durante muchos años, Enrique continuó viajando a Londres, donde presenció numerosas grabaciones de Decca, incluyendo las de los Rolling Stones, y mantuvo amistades cercanas. Hasta los años setenta, la Fábrica de Discos Columbia aún distribuía los discos de la compañía británica en España.
El 18 de enero de 1972, Enrique Inurrieta fundó «Eurosonic» en Madrid, donde ocupó la presidencia del consejo.
En 1984, RCA adquirió Columbia, S.A. La venta fue realizada por su cuñado, Tomás Toral.
1. Juan Inurrieta fallece el 9 de junio de 1958 (Ritmo nº 295, junio 1958)