ORIGEN
La falta de datos precisos, hace que el tema de los orígenes de la Capilla Musical esté lleno de dudas. Hemos indicado antes que la comunidad Franciscana se instala en Aránzazu de forma definitiva en 1514. No parece que los primeros tiempos fueran propicios para el desarrollo de la música, ya que la primera noticia no se encuentra hasta 1594. El 5 de octubre de este año profesa en Aránzazu Fray Francisco de Garibay, hijo del cronista Esteban de Garibay, el cual refiere en sus Memorias:
«En este mismo día cantó la misa nueva de esta sancta Religión con toda solemnidad y música possible, porque la hay buena en esta sancta casa sobre todas las de la Provincia de Cantabria … »[1].
La siguiente noticia data de 1615. El 12 de noviembre, según testifica Lope de Isastí, Felipe III
«fue á visitar á la Virjen madre de Dios de Aranzazu [ … ] fue recibido por los religiosos de San Francisco con música y canto de órgano»[2].
Sabido es que «canto de órgano» significaba en la época, música polifónica.
Estas dos noticias son suficientes para indicar la presencia de la música en Aránzazu al menos desde finales del siglo XVI. Sin embargo, tenemos otros dos datos que nos hacen dudar de la estabilidad de esta presencia musical, es decir, la existencia de una Capilla de Música permanente; los dos datos se refieren a la solemne traslación de la Imagen en setiembre de 1621, después de las obras de ampliación de la iglesia. Una de las noticias se refiere al maestro de capilla: «Para el mes de marzo (1621) se había trasladado al Santuario el P. Pedro de Arcaut, organista del convento de Bermeo, con el objeto de asumirse el cargo de amaestrar a la capilla de músicos»[3]; ante la suposición de que hubiera Maestro de Capilla en Aránzazu, extraña la labor de este músico, así como el espacio de tiempo empleado (6 meses). La otra noticia la encontramos en la obra manuscrita del P. Ventura de Echevarría, conservada en el archivo de Aránzazu; dice así:
«En el siglo 17.0 se hacía de los Músicos, mucho menos aprecio todavia que en nuestros dias. Cuando la translacion que se hizo de la Santa Imagen del sitio en que apareció al que hoy ocupa, en 1621 [ … ] entonces se aficionaron a ella los Religiosos de Aránzazu … »[4] .
Hubiera o no Capilla musical estable, lo cierto es que con motivo de esta traslación, la música adquiere un papel importante en Aránzazu. Acuden al Santuario músicos de Pamplona y de Vitoria, además.de la capilla musical formada en la comunidad; concretamente:
«la comida que hicieron en Ozaeta los Cantores de Vitoria, viniendo para la fiesta costó 6 rS• Se pagaron á Zuloeta el ministril de Pamplona, por el gasto que el y su compañia y cavalgaduras hicieron en venir a la translacion con sus instrumentos de Musica.»[5].
Fr. Gaspar de Gamarra nos describe de esta forma la presencia de la música:
«…continuamente se decian missas desde el amanecer asta las doce; y mucho mas entonando la musica, que era famossa, y juntada de muchas partes todo este tienpo dulces himnos, y canciones en varios choros, alavando de dia, y noche como Angeles a su Reyna soberana… »[6].
Es interesante también la versión del P. Luzuriaga, escrita en 1686:
«Continuamente los Cantores y musica con sigular destreza y estremado primor, entonaron nuevos, y tiernos canticos, y letras al Misterio, a la Imagen, y a la Festividad sin pausar los Instrumentos, ni dexar de alternarse las armonias; porque la multitud de Musicos, que se prévinieron dentro y fuera de casa, fue suficiente a la compostura, y diversidad que sin engendrar fastidio divertia, y levantava los espiritus de los oyentes … »[7].
Como queda dicho antes, no ha de trascurrir el año de estos acontecimientos, cuando el 14 de julio de 1622 se incendia el convento por segunda vez; solamente se salva la capilla nueva de la Virgen; entre tantas cosas valiosas, perecen en él todos los documentos de archivo; es de suponer que perecieran también los instrumentos y las partituras musicales; nunca llegaremos a saber si entre estas últimas podrían encontrarse las obras a las que se refiere el P. Luzuriaga al hablar de las largas veladas penitenciales del Santuario:
«Esta seberidad, y rigor de penitencias, se templa y suaviza con dulces musicas, que en Idioma Vascongado, se oyen algunas horas de la noche, componiéndose su armonia de diferentes coros, en número de ocho, u diez personas cada uno, que alternando las vozes, y canticos, entretienen devotamente los espíritus, para que pausen algun rato en tantas austeridades»[8].
Parece ser que pese a los destrozos sufridos, la normalidad volvió pronto a la vida del Santuario. En esta época, primer tercio del siglo XVII, y prácticamente hasta el siglo XIX, comienza la etapa próspera de Aránzazu, constituyendo la música uno de sus aspectos más sobresalientes.
[1] Garibay y Zamalloa, Esteban de, Memorial histórico español (Madrid. 1854) Tomo VII, Lib. III, título 11.
[2] Isasti, Lope de, Compendio historial de la M. N. Y M. L. Provincia de Guipuzcoa por el dador don Lope de Isasti en el año de 1625 (San Sebastián, Imprenta de 1. R. Baraja 1850) Libro 2°, Cap. VI n.s 14.
[3] Lizarralde, P. Adrián de, Historia de la Virgen y del Santuario de Aránzazu (Oñate, Ed. Aránzazu, 1950), pág. 103.
[4] Echevarria, Ventura de, Breve noticia…, op. cit. (fol. 10).
[5] Echevarría, Ventura de, Breve noticia…, op.cit. (fol. 10).
[6] Gamarra, Fr. Gaspar de, “La Historia de Aránzazu atribuida al Gaspar de Gamarra – Edición de una fuente del siglo XVII por Fr. Luis Villasante, O.F.M.” en Scriptorium Victoriense, Vol. XII, 1965 (Escuela Superior de Teología-Seminario Diocesano de Vitoria), pág. 154 (Libro lI, nº 97).
[7] Luzuriaga, J., Paraninfo celeste, historia de la mística Zarza, milagrosa Imagen y prodigioso Santuario de Aránzazu (San Sebastián, por Pedro de Huarte, Impresor, 1690). Libro 1, nº 119
[8] Ibidem Libro II, cap. XIV.