‘Txalaparta’ llegará este sábado a Lekuona Fabrika. La danza será la protagonista con Kukai, y esta obra creada por Jon Maya y Jesús Rubio. Este último coreógrafo indica que ha aprendido mucho de su colaboración con la formación vasca.

– ¿Cómo ha sido trabajar con Jon Maya y Kukai?
– Me ha encantado. Ha sido muy enriquecedor. Es una compañía que lleva muchos años trabajando. Tiene un lenguaje muy asentado y con unos cuerpos que manejan a la perfección. Era un lenguaje que yo no conocía. Les he visto bailar en la plaza de Errenteria, un escenario al que yo no estoy tan acostumbrado, dado que me muevo más por teatros. Y con Jon muy bien. Es una persona abierta y curiosa. Yo he ofrecido esas ideas con las que suelo trabajar, esas inquietudes, que tienen que ver con el colectivo y la sensación individual.

– ¿Qué busca reflejar en sus coreografías?
– No siento que cree una coreografía particular. Es una línea de trabajo que se va desarrollando a lo largo del tiempo. Van surgiendo nuevas preguntas y se van resolviendo. Cada pieza va dejando posos para el futuro. Los intereses son siempre parecidos. Tienen que ver con la acción de bailar y cómo usar el cuerpo para expresar lo que nos pasa en la vida. En mis coreografías trato de expresar las vivencias y emplear el cuerpo y el espacio para mostrarlo. Me interesa mucho también esa doble posibilidad que nos da la coreografía, utilizar el cuerpo del colectivo y a la vez el del sujeto individual.

– ¿Qué espera que este proyecto consiga en el público de Musikaste?
– El público va a ver al cuerpo haciendo todo el rato lo mismo, pero el resultado es siempre diferente. Este trabajo habla sobre lo que es el ser humano a través del paso del tiempo. Queremos decirle al espectador la maravilla y la multiplicidad que somos los seres humanos. Nos vamos llenando de experiencias y aunque se vayan repitiendo, nunca son iguales.

– ¿Va ganando la danza más adeptos?
– Es una formación artística en la que conectamos con una parte del público, pero nos queda camino para conectar con otra gente. Los coreógrafos tenemos que compartir una visión del mundo que pueda ser interesante para el público, tal y como lo puedan hacer los directores de películas.